ARTÍCULO DE MIRIAM MARTÍN ( PLUXEE ESPAÑA) /. Si hay algo que define al mercado actual, sin importar el sector, es el altísimo grado de dinamismo en el que las empresas compiten no solo por cuota de mercado, sino también por ser relevantes y ofrecer una experiencia memorable. Estos dos factores resultan fundamentales en el ecosistema empresarial actual y, aunque hay muchas formas de alcanzar ese objetivo, en ocasiones, un giro de 360º puede ser justo lo que se necesita. Hablamos del rebranding o incluso, más allá, de un cambio completo de identidad de marca.
Por Miriam Martín, directora de Marketing y Comunicación de Pluxee España, 2 de diciembre de 2024.
A pesar de que en primera instancia puede parecer una decisión arriesgada, con muchos aspectos que evaluar y no pocos retos que abordar, si se ejecuta estratégicamente, puede convertirse en una de las decisiones más poderosas para reafirmar el ADN innovador de una empresa y posicionarla como líder en su sector. Afrontar un proceso de rebranding no consiste simplemente en actualizar un logotipo o renovar una tipografía; es una declaración de intenciones que refleja un pensamiento think out of the box y el compromiso de anticiparse al futuro.
La marca es mucho más que un nombre o claim bien elegidos y va más allá de una imagen visual; debe reflejar la experiencia que los clientes tienen con la empresa. Y cuando el contexto cambia –ya sea por evolución tecnológica, desarrollo del negocio o cualquier otro motivo–, una marca con un largo legado puede quedarse rezagada frente a las expectativas de los consumidores. Es aquí donde adoptar una nueva identidad se convierte en una herramienta estratégica clave.
A través de una nueva imagen, una organización puede comunicar que comprende las nuevas necesidades del mercado y sus clientes, que tiene claras las tendencias y que está preparada para satisfacerlas, lo que, a su vez, la conecta mejor con los clientes y usuarios que buscan una propuesta alineada con su visión de futuro. Este fue el caso de Pluxee.
También puede ser un paso natural tras una transformación estructural, como una fusión, una adquisición o un spin-off, circunstancia que también define nuestro caso y que hace un año nos impulsó a cambiar nuestro nombre e identidad visual corporativa por completo. Hasta ese momento, habíamos caminado de la mano de Sodexo, pero había llegado el momento de apostar por la evolución estratégica de nuestra línea de negocio, la de los beneficios a empleados, y así llegó nuestra nueva identidad. Esta nueva marca recoge los valores y objetivos renovados de la compañía: “Plux” es un símbolo de positividad y crecimiento que busca ofrecer más oportunidades a los usuarios, la «x» representa la intersección de experiencias personalizadas y sostenibles y la doble “ee” simboliza el «employee engagement«, uno de nuestros pilares centrales.
A lo largo de la historia, cientos de empresas han abordado un proceso de este tipo, por ejemplo, hace unos meses el caso de Masorange, resultado de una fusión de dos compañías, y más recientemente Moeve (antes Cepsa) como resultado del proceso de transformación de la compañía. Históricamente, todas han utilizado esta estrategia no solo para modernizarse, sino para reflejar sus nuevas circunstancias, prioridades y valores. El objetivo es, en definitiva, revitalizar la imagen sin perder la esencia. Porque realizar un cambio de nombre no significa perder la historia y el prestigio ganados con el tiempo; en cambio, permite actualizarlos consiguiendo seguir siendo relevantes y mantener una conexión emocional con los clientes. Bien utilizado, el rebranding es una estrategia que puede marcar la diferencia entre una empresa que prospera y una que se queda rezagada.
Este primer año de trayectoria de nuestra nueva marca ha estado plagado de aprendizajes. Hoy, viendo los resultados, podemos afirmar que ha sido una estrategia exitosa con la que hemos conseguido revitalizar al equipo y conectar más de cerca con los clientes, dos aspectos que no hacen más que recordar que reinventarse no solo es necesario, sino también profundamente transformador. Porque detrás de todo cambio de marca hay una promesa: ser relevantes hoy, mañana y siempre.