REDACCIÓN Miércoles 19 de junio de 2019
Rocío Hidalgo, directora de Proa Comunicación en la Comunidad Valenciana, publica un post en el que relata un interesante caso práctico.
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Rocío Hidalgo relata una situación profesional vivida en primera persona. Un potencial cliente quiso contratarla hace unos meses de cara al lanzamiento de un servicio novedoso que tenía enormes posibilidades de triunfar. Este empresario contaba incluso con diversos inversores decididos a financiar el proyecto.
Pero había un problema. Según cuenta la directora de Proa Comunicación en la Comunidad Valenciana, «el protagonista estaba inmerso en un proceso judicial. Traté de convencerle de que era fundamental tenerlo en cuenta a la hora de diseñar la estrategia de comunicación. Le advertí de que no hacerlo repercutiría negativamente en su negocio. No me hizo caso. Insistió en que una cosa no tenía nada que ver con la otra, que eran dos temas diferentes y que, además, el asunto judicial estaba en sus últimos coletazos».
El diagnóstico de la consultora se confirmó a las pocas horas del lanzamiento: «Los periodistas ataron cabos y pusieron al protagonista en su sitio, que desde luego no es donde él quería estar. Por supuesto, el producto se resintió y la imagen del empresario también. Pero ni siquiera eso fue lo más importante. Los inversores, que lógicamente leen los medios, creyeron que había cierto riesgo en su apuesta y optaron por echarse atrás a la francesa».
Como conclusión, Rocío Hidalgo aconseja la necesidad de «diseñar una adecuada estrategia de comunicación, con expertos en el ámbito jurídico, saber adaptarla a cada momento y ejecutarla con flexibilidad resultan clave no sólo para capear con éxito el temporal mediático, sino incluso para aprovechar la ola y mejorar la reputación del cliente. La gloria nunca está asegurada en esto de la comunicación, pero poner los medios adecuados encarrila mucho las cosas».
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