jueves, diciembre 26, 2024

Gestionar el estrés en tiempos de Covid-19

El Covid-19 y desbarata muchos planes, tanto personales como profesionales. Si le sumamos que es un tema vírico que intimida la salud mundial, es natural que sintamos un fuerte reto hacia nuestra propia vida y la de nuestros seres queridos. Es el momento de aceptar que sentir miedo, angustia o incerteza son reacciones humanas ante un imprevisto tan dramático como éste.

Por Núria Oriol Palarea, profesora de habilidades directivas de Spain Business School 

Hacemos planes, nos marcamos objetivos, ideamos estrategias y todo ello es muy positivo. Analizamos pos y contras, puntos fuertes y puntos débiles, amenazas y oportunidades y tomamos decisiones actuando con la convicción que vamos a conseguir el mejor resultado. Y es natural hacerlo porque necesitamos marcarnos direcciones para avanzar hacia un vasto horizonte de numerosas posibilidades.

De pronto surge el Covid-19 y desbarata muchos planes, tanto personales como profesionales. Si le sumamos que es un tema vírico que intimida la salud mundial, es natural que sintamos un fuerte reto hacia nuestra propia vida y la de nuestros seres queridos. Es el momento de aceptar que sentir miedo, angustia o incerteza son reacciones humanas ante un imprevisto tan dramático como éste.

Sin embargo, el hecho de sentir las emociones, estas emociones junto a la tristeza, el abatimiento o el desánimo, no significa dejarnos arrastrar por ellas. Mirémoslo desde el punto de vista de la neurociencia: nuestro cerebro trabaja siempre, los pensamientos y las emociones forman un diálogo interno que termina por expresarse en nuestros diálogos externos, en nuestro tipo y calidad de comunicación y en nuestras relaciones. Este trabajo continuo puede incesantemente reiterar pensamientos o emociones negativas o, por el contrario, ser dirigido hacia la positividad. No porque lo positivo resuelva de por sí el problema (pensar en positivo sobre el Covid 19 no lo solventa) pero sí que contribuye a su solución puesto que es seguro que se va a encontrar una cura (cuando se publique el artículo faltarán pocos días para comprobar si el suero para combatirlo funciona y pocos meses para encontrar una vacuna efectiva).

De igual modo, los pensamientos positivos refuerzan nuestra confianza en que nosotros contribuimos a su solución con las medidas de precaución tomadas y esta confianza y positividad refuerza nuestro sistema inmunitario. Interesante perspectiva.

Las neuronas espejo como aliadas

Cada gesto de cuidarnos y cuidar a los demás está incrementando nuestra fortaleza interior y se contagia… se contagia gracias a las neuronas espejo que nos dotan del don maravilloso de imitar a las personas que más admiramos o que nos son más cercanas y podemos influenciar en los demás positivamente.

Además, estar informados sobre lo que sucede ha de ser lo justo. Un exceso de información nos paraliza y nos desborda y nos hace conectar con la impotencia de no poder hacer nada. Nos informamos cada día. Pero después, continuamos con nuestro trabajo, con nuestros estudios, nuestras aficiones o nos enfocamos a ayudar a los demás. Para las personas que viven solas, las videoconferencias son de gran ayuda. Si vives solo habla cada día con un mínimo de tres personas. Entra menos en las redes y regálate tiempo para hablar y escuchar. Si vives en familia o en compañía, recuperad el diálogo tranquilo, compartid momentos comunes de juegos, de libros, de películas, de músicas… y cread nuevas dinámicas como practicar ejercicio juntos, hacer ginkanas en casa, unos minutos de relajación, tomad el sol o el aire 30-60 minutos al día… se trata de crear un clima de optimismo en casa y de decidir decirnos palabras amables, alentadoras y cariñosas entre nosotros. Porque es una oportunidad para realzar el valor del afecto, la presencia y los cuidados. Es una “neuro rutina” de positividad que suma.

El insomnio puede aparecer y desaparecer

Y para una buena higiene del sueño, vale la pena desconectar del móvil 2h antes de acostarse. Escuchar música relajante, leer lecturas interesantes que nos acompañe la luz suave…incluso tomar una infusión relajante de amapola, tomillo o tila… o leche caliente… y si nos despertamos durante la noche, es preferible volver a escuchar música suave y pensar en cosas agradables que no levantarse y dar vueltas. A algunas personas les puede ir bien una ducha de agua caliente, a otras, trasladarse al sofá y acurrucarse con un buen edredón… lo importante: no ceder a la angustia, a la incomodidad o a la irrupción del sueño llevando un horario al revés. Podemos levantarnos más tarde, pero siempre antes de las 10h. Es preferible una corta siesta después de comer que levantarse a las 14-15h. Mantengamos el ritmo, porque la luz del día y el sol equilibran nuestros biorritmos internos: nuestros huesos, nuestros órganos y por supuesto nuestro cerebro nos lo agradecerán.

Hagamos planes valorando lo esencial

Y podemos hacer planes para cuando esto se haya superado… planes de personas a las que queremos abrazar, ver, compartir momentos, y cosas que deseamos hacer… pero sin prisas… podemos sentirnos como una botella de gas a punto de estallar… pero podemos decidir que ahora valoramos más la calidad que la cantidad, que la calma nos da perspectiva, que la salud es preciosa y que mostrar el cariño a quienes amamos, agradecer las pequeñas cosas cotidianas junto con las grandes, apreciar el trayecto antes que el destino final bien puede quedarse con nosotros. Además de apreciar un resurgir de la Naturaleza que nos ha permitido escuchar más el silencio, contemplar las estrellas más brillantes, percibir los colores más intensos de los árboles, del mar, escuchar el canto de los pájaros… La Naturaleza se ha acercado más a nuestra vida y nos permite respirar mejor y regenerar nuestro sistema nervioso.

La vida tiene una dinámica propia… siempre hay cosas que interrumpen nuestros objetivos, páginas que se quedan sin escribir… pero ello no impide que la mayoría de nuestros objetivos y de las páginas que escribamos sean más consciente de ellas, las disfrutemos más, nos animen a vivir la vida que queremos vivir y la que nos merecemos. Puede haber un antes y un después. Y este después, a pesar del dolor que a algunos nos ha golpeado en primera persona, y también precisamente por este dolor, decidir vivir con agradecimiento… Las personas más agradecidas son más solidarias y creativas porque tienden a ver aspectos de la vida que otras personas pasan por alto.

Pensemos en estos nuevos planes con ilusión. Encaremos el futuro con fortaleza. Porque superamos esta circunstancia con más sabiduría, sabiendo cuidar de nosotros mismos y de los demás, sabiendo que la salud es más que la ausencia de enfermedad, y planteándonos nuevas transformaciones (a las cuales ayudan también las TIC) para una sociedad que pueda avanzarse a estos nuevos retos, respetando la Naturaleza para que nuestra salud y un ecosistema saludable estén conectados y se retroalimenten mutuamente. En medio del ojo del huracán: calma. Estamos en el intervalo de dos eras diferentes. Lideremos el cambio para que sea el mejor posible.  Y lo va a ser.

Smile!!!