viernes, noviembre 22, 2024

Mujeres en el sector de la comunicación, mayoría no representada en la dirección

ARTÍCULO DE MONTSERRAT ARIAS (BEMYPARTNER) / Según un estudio realizado por ADECEC, la Asociación de Empresas Consultoras en Relaciones Públicas y Comunicación, mientras que el 72,8% de los empleados son mujeres, solo el 56% llega a los comités de dirección del sector.

Por Montserrat Arias, Fundadora y Ceo de Bemypartner / 8 de marzo de 2023

Es decir, seguimos infrarrepresentadas en el poder a pesar de estar en una profesión muy feminizada. ¿Por qué el poder acaba estando en mayor manera en manos de ellos? Es algo común a todas las profesiones, pero ¿cuáles pueden ser las causas?

1) Estereotipos de género

Los sesgos de género y los sesgos de autoridad llevan a otorgar automáticamente mayor credibilidad a hombres frente a las mujeres. En The Authority Gap: Why women are still taken less seriously than men, and what we can do about, Mary Ann Sieghart analiza esta realidad, aportando estudios y casos prácticos. La misma autora afirma: «De un hombre se asume que es competente hasta que se demuestra lo contrario. Con las mujeres sucede al revés».

Como anécdota personal pondría como ejemplo mi propia empresa. Hay gran mayoría de mujeres y soy única accionista y CEO. Nunca nadie ha pensado que las directivas de mi empresa sean mis socias, pero sí me ha pasado que sin preguntar llamen “mi socio” a los hombres que he contratado, equiparándolos a mi posición. También he tenido que corregir permanentemente a bancos y asesores que hablaban de mi empresa diciendo “los socios”, a pesar de manifestar que soy socia única, en femenino singular. Que las mujeres mandemos es algo que sigue rompiendo esquemas mentales.

2) Menor “likeability” a mayor ambición

La capacidad de gustar a los demás es, por educación, importante para las mujeres. Está demostrado que a las mujeres ambiciosas que muestran su deseo de ascender se las penaliza dentro de las empresas y pasan a ser criticadas en mayor medida. Por esto muchas mujeres se encuentran más cómodas en posiciones de “trinchera”, a menudo trabajando para la promoción y visibilidad de otros, mayoritariamente hombres.

¿Cuántas mujeres hemos visto preparando discursos, logística y visibilidad de hombres? Si dan el paso al frente son cuestionadas y es por esto por lo que muchas empresas o partidos políticos temen poner como número uno a una mujer. Los estereotipos femeninos y la educación llevan a que muchas mujeres asocien que “no deben ser mandonas ni hablar de sus propias virtudes” (según estudios de la lingüista, Deborah Tannen (http://www.deborahtannen.com). Ellas también son juzgadas más duramente cuando actúan como “jefas”. Esta doble moral y valoración penaliza a las mujeres.

3) Penalización para las mujeres y premio a los hombres cuando llegan a la paternidad

Según un estudio del Banco de España, en el primer año de maternidad, los ingresos laborales de las mujeres descienden un 11,2%, mientras que los de los hombres aumentan un 0,15%. ¿Los motivos? Los desconocemos, pero probablemente los prejuicios y sesgos contra la falta de implicación de las mujeres con hijos o la propia renuncia de algunas mujeres para poder asumir la carga extra tanto física como mentalmente.

Sin embargo, el ser hombre con hijos “aporta”, según los prejuicios, un componente extra de seriedad y compromiso. Además, hay estudios que afirman que las mujeres son mayores salarios presentan tasas más altas de divorcio, lo que podría indicar que su necesidad de dedicación no cuenta con los apoyos necesarios en su ámbito familiar.

4) Presunción de ignorancia en algunos temas

El mismo “gap de autoridad” del que hablábamos antes es el que lleva a presuponer desconocimiento de las mujeres en algunos temas como el financiero. Pondré un ejemplo personal: si estoy en una mesa con otros hombres, a pesar de llevar años dirigiendo mi propia empresa, contar con másteres y amplia formación, las preguntas económicas saltarán a cualquier otro señor de la mesa, aunque de profesión sea informático. Esto, que podría parecer un tema menor, es de especial relevancia si otras personas que han de confiar en ti el peso de la gestión de una empresa te presuponen ignorancia en cuestiones económicas y financieras por el hecho de ser mujer.

5) Un mundo dirigido por hombres

Todavía las redes de dirección de medios de comunicación y empresas están copadas mayoritariamente por hombres. Esto hace que su red de contactos personales, amistades y de conocimiento sea de hombres. Esto se traduce a que con más probabilidad aportarán un candidato masculino de su entorno para una promoción, con más probabilidad pasará el contacto de otro hombre para participar en un foro o congreso y con más probabilidad tenderá a valorar más positivamente a otros hombres por el principio que lleva a valorar mejor aquello que es similar a nosotros.

La mujer ambiciosa es, a menudo, caricaturizada como “arpía”. La conocida cantante, compositora y empresaria Taylor Swift decía en una entrevista que mientras que en la industria de la música “un hombre hacía algo, era estratégico, si lo hacía una mujer era calculadora”.

6) Existen todavía ritmos de trabajo y sistemas pensados para otras épocas

Todavía en muchos medios de comunicación y empresas se siguen manteniendo estilos y ritmos de trabajo de cuando la norma era que ellos trabajasen fuera del hogar y ellas realizasen el trabajo doméstico en casa, por lo que no tenían prisa por llegar a sus hogares. Ciertas maneras de hacer y de pensar no solo no favorecen a las mujeres sino que son un lastre para la eficiencia y la productividad.

¿Podrían imponerse mayores medidas de flexibilidad en las empresas de comunicación? ¿Son necesarias las reuniones a las seis de la tarde, los almuerzos interminables y los viajes poco justificados? Pues seguramente en un mundo equilibrado en el que todos se hiciesen cargo de los asuntos domésticos por igual, no. Ciertas maneras de hacer y trabajar con reuniones innecesarias a horas intempestivas favorecen a estilos de liderazgo del pasado y frenan la incorporación de la mujer al poder. Cambiarlos llevaría a mayor paridad y también a una mayor eficiencia y productividad en las empresas.

7) Nuevos modelos de lo que es ejercer la autoridad

Seguimos concibiendo la autoridad como algo con características tradicionalmente masculinas. Una persona que tenga en cuenta la opinión de sus colaboradores en la toma de decisiones, que promueva estilos de organización más horizontales y muestre sin reparos sus dudas y debilidades sería valorada negativamente como líder en una empresa tradicional. Sin embargo, estas características, más propias de la forma de comunicar de las mujeres se están demostrando como más rentables y productivas en las empresas. Es necesario abrir la puerta a nuevos modelos de liderazgo en el que las mujeres se van a sentir más cómodas e identificadas.

En resumen, la industria de la comunicación sufre los mismos problemas que el resto de la sociedad y el entorno empresarial en el que está inmersa. Solo un cambio global y cultural facilitará la incorporación de la mujer en los círculos de poder en su justa medida.