BEATRIZ DE ANDRÉS MORA, DIRECTORA DE ART MARKETING Sábado 31 de agosto de 2019
Beatriz de Andrés Mora, directora de Art Marketing, pasa revista a los 20 años de vida de su agencia.
ARTÍCULO PATROCINADO POR E-PRENSA
Nada, si lo medimos con la vida del planeta. Poca cosa, si comparamos con la historia universal, apenas dos décadas, dos generaciones. Y si lo ponemos en mi vida, de los 28 a los 48… No es media vida, pero casi: son dos hijos, más de 200 proyectos, más de 20 personas, 2 crisis (la del 2000 y la del 2008) y 7.300 días de anécdotas y experiencias de todo tipo.
Hemos vivido de lleno la visión artificial, con MOBOTIX. Hemos compartido con Alhambra-Eidos los retos de la seguridad informática y la evolución en la conectividad y la creación de la nube. Con EasyVista, hemos aprendido de transformación digital, cuando nadie hablaba de ello, de experiencia de usuario, cuando aún no se había inventado el concepto. Son clientes con los que llevamos más de 10 años y de eso muy pocas agencias pueden presumir. Pero supongo que parte de esa confianza que ponen en nosotros los clientes, es porque hay una verdadera admiración por lo hacen.
Yo presumo de nuestros clientes. De MEWA me gusta contar su sistema de reciclado de agua para reutilizar en la energía de sus plantas, que casi es ciencia ficción. De Rubrik, uno de nuestros clientes más recientes, que es la empresa que más crecimiento ha tenido de toda la historia. De CAE, una empresa que fabrica simuladores de vuelo, tan reales que hasta te mareas, y que ha formado a miles de profesionales del aire (que en un país con tanto paro es una misión preciosa). Orgullosa de ser parte de deister electronics, una empresa que fabrica armarios y cerraduras inteligentes. Afortunada por poder trabajar con uno de los estudios de arquitectura más potentes de nuestro país que llevan el diseño español por todo el mundo, REQUENA Y PLAZA.
Hemos compartido la inteligencia de negocio de las empresas más avanzadas. Hemos hablado de reproducción humana y embarazos, hemos contado sobre ecología y economía circular. Hemos volado en helicóptero, en un túnel de viento, en drones, en un simulador traspasando una tormenta. Hemos ayudado a crecer a empresas de reciclado de agua, de energía eólica y solar. Hemos disfrutado de los primeros lácteos ecológicos de verdad que se comercializaron en España y sentimos un orgullo especial por acompañar a empresas ejemplo en eso de dar vida a la España despoblada, con unas actividades deliciosas que dan trabajo a mucha gente, demostrando que la producción también puede ser sostenible.
Hemos explicado a España qué es eso de la aromaterapia científica, y hemos puesto nombre, imagen y envuelto a los Aromas de Andalucía. Hemos hablado de terapias alternativas y de cómo la felicidad en el trabajo nos hace ser mejores personas y mejores empresas. Hemos hablado de sombrillas, de bebidas energéticas, de patatas, de conservas, de reiki, de oncología, de ojos, de bebés, de tráfico, de clima, de fútbol, de hoteles, de coches y de vacaciones, de novias y bodas, de detectives y limpieza…
He hablado mucho de mujeres y de cómo queremos ser tratadas y tratarnos, sin favoritismos, en igualdad de derechos y dispuestas a asumir los deberes y aprovechar las oportunidades. Yo lo he vivido así, como empresaria y como madre, no creo haber tenido más dificultades que las propias de vivir la incertidumbre, y de la resiliencia de saberse sobreponerse a las dificultades. Tanto en la vida, como en la empresa.
Hemos sido de los primeros en auditarse en la Economía del Bien Común, cuyo modelo tanto ha influido en mi forma de entender y ser empresaria, y ahora siento que debemos compartirlo, porque otra forma de hacer empresa es posible.
Hace unos años, me preguntaron por qué con tanto tiempo que llevábamos, cómo es que no habíamos crecido más…. En aquel momento me quedé en blanco, y me lo tomé como un ataque, no supe reaccionar hasta bien pasados los días. No hemos crecido más porque yo no he querido, porque sentía que mi empresa ideal es aquella donde uno está a gusto, y te apetece venir todas las mañanas, donde se te pasa el tiempo volando y si, además, la nómina te da para vivir, pues perfecto (aunque estar con un poquito más de desahogo no vendría mal). Solo me queda la pena de no haber podido devolver algunos favores, de no haber podido generar más empleo y de no haber podido ofrecer más rentabilidad a mis socios que apostaron por este modelo y nunca han reclamado nada.
Me alegro de cada una de los éxitos de los clientes de Art Marketing. Aún nos emocionamos y hacemos una fiesta cuando conseguimos una buena publicación en un medio. Se me ponen los pelos de punta cuando veo un buen informe, y se me encoge el estómago cuando considero que es mediocre o que cualquier otro podría hacerlo igual. Me sigue poniendo, mucho, mucho, cuando en una reunión nos dicen la frase mágica: “¡Es buena idea, vamos a hacerlo!”.
Ahora es mi momento de dar las gracias. Gracias a todas las personas que han pasado por Art Marketing dando su talento y regalado alegría. He tenido la enorme fortuna de no tener que hacer muchos despidos en mi vida, y casi todas las personas que se han ido de Art Marketing ha sido para prosperar en su carrera, así que me siento muy orgullosa de haber formado parte de sus vidas. Gracias a todos los premios que nos han dado, ya sea por la gestión, por los proyectos de la empresa. Gracias a todas las personas que nos han recomendado, algunos colegas de los medios, otros amigos, y los más nuestros propios clientes.
Por eso, mis gracias más grandes a todos los clientes. A los actuales y a los pasados… no siempre ha salido todo bien, pero sí puedo asegurar que, en todo momento, me he regido por un mantra: “Dar ejemplo y no vender la moto” porque se vende solo una vez, y yo quiero vender mucho.
No hay subidón mayor que te digan tus clientes ¡Gracias, bien hecho! Pues ¡Gracias, bien hecho a todos los que habéis hecho posible que cumplamos 20 años!