David Vega publica un interesante post en el blog de Agencia comma, del que ofrecemos aquí un extracto.
Por Redacción, 5 de noviembre de 2021
El autor llama la atención sobre el surgimiento, en los últimos tiempos, de un buen número de iniciativas periodísticas enfocadas a la difusión de las buenas noticias. Una tendencia muy beneficiosa para las agencias de comunicación que «estamos, también, como locos por contar buenas noticias de nuestros clientes (empresas, instituciones…). Queremos trasladar a la opinión pública anuncios que generen esperanza».
Como ejemplos relevantes de este movimiento, señama que el medio pionero ha sido el Huffington Post que ha incluido un apartado de ‘buenas noticias’. Poco después, se sumó 20 Minutos con una sección con noticias positivas relacionadas con el coronavirus. En paralelo, hemos asistido al nacimiento de algunos digitales con contenido exclusivo de esta temática, como, Son Buenas Noticias, CuéntameAlgoBueno o Buenas Noticias. En el panorama internacional, destacan Facebook que ha creado un panel con informaciones virales positivas; o los portales The Week in Good News de The New York Times o The Optimist de The Washington Post.
En líneas generales, según explica David Vega, «se trata de cambiar el tono de la actualidad con una narrativa positiva, para avanzar hacia una pequeña transformación en el consumo de medios. Piezas informativas que cuentan historias de cambio y superación -que resultan inspiradoras- y en las que se pone en valor que el esfuerzo humano, la mayoría de las veces, tiene premio. Son historias de héroes cotidianos, de recuperaciones médicas casi milagrosas, de descubrimientos científicos de gran alcance o actos y gestos de enorme solidaridad. En este sentido, es clave que las historias sean rigurosas y no excesivamente rimbombantes o artificiosas, para que el lector comparta su veracidad (…)».
Este movimiento periodístico surge como reacción a lo que denomina taladros informativos: noticias acumulativas sobre desgracias, problemas o informaciones que producen en la audiencia sensaciones de agobio y ansiedad, tales como el volcán de la Palma, el recuento de los efectos de la pandemia o el marcador diario de las subidas de la luz.
Según Vega, «la sobrecarga informativa negativa ha sido de tal magnitud, en los últimos meses, que muchos, como yo, hemos decidido desconectar un poco. Y creo que no soy el único que padece este desgaste provocado por el bombardeo constante de información pesimista. Más de la mitad de los españoles se sienten “cansados” y con “falta de energía”, según el informe Malestar psicológico derivado de la COVID-19, elaborado por el Consejo General de la Psicología en España (…). Creo que no me equivoco si digo que la gran mayoría españoles estamos hartos de taladros mediáticos«.
El empacho de noticias negativas es agotador en 2021. Y es que «el pesimismo, la catástrofe y las tragedias ‘venden’ más. Los medios de comunicación no dejan de ser un negocio y, además, vivimos en la era de la dictadura del clickbait. Para muchas empresas mediáticas lo único importante es que pinches en el titular. Nada más».