ARTÍCULO DE CARLOS LÓPEZ PEREA (ESTUDIO DE COMUNICACIÓN) / Cuando se ha vivido la intensidad de la cobertura de unos resultados empresariales en la redacción de un periódico o de una agencia de noticias, un periodista económico tiende a pensar que pocas cosas puede haber en su profesión que demanden tanta energía y dedicación.
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Por Carlos López Perea, Consultor Sénior en Estudio de Comunicación / 7 de noviembre de 2022
En lenguaje coloquial, entre los colegas de los medios se dice sin tapujos que son días “para cortarse las venas” por la fuerte carga informativa que hay que gestionar en un espacio de tiempo breve. No queda otra que resistir a base de tesón y café, principalmente porque la mayor parte de las cuentas de las compañías suelen publicarse antes de la apertura del mercado, así que madrugar es preceptivo en las redacciones en época de resultados y más con el empuje que están teniendo los diarios digitales, que han proliferado en los últimos años y compiten ferozmente para ser ellos los primeros en abrir sus portadas con la noticia del día.
Se desata en los medios, en suma, una agresiva batalla por el clic, en la que se suceden flashes, alertas y urgentes para ofrecer el primer dato que avance cómo se ha comportado el negocio de una compañía en el periodo en cuestión, ya sea la cifra del beneficio neto o de los ingresos o, incluso, una posible modificación de las previsiones o el anuncio de un dividendo.
Hay muchas variables en esos comunicados que captan la atención inmediata de los periodistas, y no digamos si los que rinden cuentas son los pesos pesados del Ibex 35. Luego ya se irán ampliando el contenido de los teletipos, en el caso de las agencias, y de las piezas o artículos, en el de los periódicos, incluyendo contexto, detalles con las oportunas explicaciones facilitadas en las nutridas notas de prensa, declaraciones de directivos en las calls con analistas o las ruedas de prensa, un sinfín de materiales y documentación que irán construyendo a lo largo de esas maratonianas jornadas una radiografía completa del momento que vive el negocio de la empresa.
Pues bien, toda esa información que recibe el periodista no es otra cosa que el producto de un trabajo no menos arduo del “lado oscuro”, como algunos llaman a las agencias y departamentos de comunicación. Detrás de esos comunicados hay horas y horas de análisis, de diálogo en equipo para encontrar la forma de expresar más nítidamente esa evolución empresarial en un intervalo del año concreto, precisamente para que el periodista no se tope con dificultades en su comprensión y pueda lanzar titulares con esa vertiginosa rapidez gracias a unos textos en los que se presentan los principales mensajes con la máxima claridad.
No es exageración: cada término de esas comunicaciones ha sido revisado por muchos ojos que sugieren cambios, tachan y reconsideran frases enteras hasta, en ocasiones, reformular íntegramente el borrador inicial en cadenas de correos electrónicos interminables y alambicadas, en una suerte de artesanía del lenguaje en soporte digital.
Y si bien los periodistas se pasan esos días elaborando sin respiro un relato lo más completo posible de los resultados, los profesionales de la comunicación corporativa no les van a la zaga y se dedican a cuantificar el impacto de su labor previa -durante el proceso de configuración de la información recogida en sus comunicados y notas de prensa- mediante clippings y resúmenes, para tener cuanto antes una instantánea de la repercusión en los medios, así como del tratamiento que los periodistas han dado a las cifras, lo cual es de importancia mayúscula para discernir los movimientos de la cotización de las acciones de muchas de estas compañías una vez que los números son de dominio público.
En síntesis, la divisoria que separa el periodismo “de trinchera” en las redacciones del trabajo que se hace en el “lado oscuro” durante la cobertura de resultados empresariales, aunque delimita funciones que difieren en múltiples aspectos, establece un nexo común: la inmediatez. Son labores que precisan mucha concentración y que están sometidas a picos de estrés para tener cuanto antes contenidos con toda la exactitud posible, ya sea el propio artículo con la miríada de magnitudes e indicadores que acompañan a los resultados o el listado con el conjunto de medios que los han publicado y el enfoque que han empleado.
Es, pues, una tarea exigente en cualquier caso en materia de tiempo y forma. Como decía Santiago Auserón, vocalista de la mítica banda española Radio Futura y persona, por cierto, muy leída, “la vida en la frontera no espera, es todo lo que debes saber”.