sábado, abril 12, 2025

Cuando Musk estornuda, Tesla se resfría

ARTÍCULO DE ANA PEREIRA (ESTUDIO DE COMUNICACIÓN) / La caída de las acciones del fabricante de vehículos eléctricos Tesla es un caso de manual de cómo la reputación del líder impacta directamente en el desarrollo o involución de la empresa que dirige.

Por Ana Pereira, Asociada en Estudio de Comunicación / 7 de abril de 2025

Cierto es que la caída de las acciones de Tesla se enmarca dentro de una tendencia más amplia de pérdidas, impulsadas por la incertidumbre sobre las políticas económicas de Trump. A esta significativa caída -en días pasados sus títulos se han dado un batacazo del 51 % desde su máximo histórico en diciembre- han contribuido varios factores.

Por un lado, el descalabro conjunto de las principales empresas tecnológicas del país: Tesla, Nvidia, Alphabet, Meta, Amazon, Apple y Microsoft se han dejado más de 1,5 billones de dólares desde principios de 2025, lastradas por las amenazas arancelarias de Donald Trump y los nubarrones de recesión que planean sobre la economía estadounidense.

Por otro, los malos resultados financieros presentados por Tesla, que mientras su presidente se instalaba triunfal a la derecha de Trump en el Despacho Oval, se ha tenido que tragar el sapo de anunciar una caída en sus resultados interanuales del 7% en los ingresos por ventas de sus vehículos. Cuando en pleno subidón de adrenalina trumpista hubiera cabido esperar la reacción opuesta, colas en los concesionarios para adquirir un Tesla.

En lugar de eso, según informaba recientemente la cadena CNBS en todo Estados Unidos, tanto propietarios de vehículos Tesla como instalaciones de la compañía han sido víctimas de actos de vandalismo e intentos de incendio dirigidos contra los automóviles.

En la vieja y pulcra Europa, así como en el Reino Unido, sus exabruptos mediáticos a la hora del té, con reminiscencias de un doloroso pasado que nadie quiere revivir, han provocado protestas y una disminución constatable en sus ventas de más de un 45% en enero, con clientes vendiendo sus vehículos incluso a pérdida.

En China, uno de sus principales mercados, sus ventas se redujeron un 11% por lo que es totalmente cierto y no es ni woke ni conspiranoico afirmar que la combinación entre el apoyo público de Elon Musk al presidente Trump, su participación en políticas controvertidas como el Departamento de Eficiencia Gubernamental y sus cada vez más polémicas publicaciones en redes sociales le está pasando factura a la imagen de Tesla.

Las acciones de Tesla bajaron cada semana desde que Musk viajó a Washington para asumir el rol, que él mismo describió, de «aliado cercano» de Donald Trump y aunque los inversores pensaron en ese momento que estar tan cerca del inquilino de la Casa Blanca le facilitaría el camino en materia regulatoria parece que el voto de confianza inversor ha expirado.

A pesar de la caída, Musk sigue siendo la persona más rica del mundo, con una ventaja de aproximadamente $115 mil millones de dólares sobre cualquier otro individuo, según Forbes; no obstante, aún hay cosas que ni todo su dinero pueden comprar: la reputación y la confianza de los stakeholders.