ROSA MATÍAS, DIRECTORA DE PROYECTOS DE WELLCOMM Martes 2 de febrero de 2016
Seguro que ya comienzas a aceptar que la red social LinkedIn está reemplazando a los currículos tradicionales, cartas de presentación e incluso a aquellas viejas cartas de recomendación o certificaciones de méritos que utilizábamos hace algunos años para buscar empleo o mejorar nuestras expectativas laborales.
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No obstante, aún queda tiempo para que esto suceda al cien por cien —posiblemente eso no llegue a ocurrir nunca— y somos muchos los profesionales que andamos un poco confusos sin acabar de dilucidar cómo debemos comportarnos en LinkedIn para acercarnos a nuestros objetivos y no meter la pata miserablemente. Como solía decirse antaño ‘el infierno está lleno de buenas intenciones’ y a ello habría que agregar que ‘las colas del paro también están llenas de buenos propósitos y de mucho talento’.
Por ejemplo, uno de los gestos más usuales y necesarios en LinkedIn es el de establecer nuevos contactos, con el consabido mensaje de ‘Me gustaría añadirte a mi red profesional en LinkedIn’. Es una acción natural que no está ‘mal vista’ en absoluto, aunque estés solicitando contactar con un perfecto desconocido, con presuntas influencias para facilitarte nuevas oportunidades. ¿Te imaginas qué pasaría si trataras de hacer lo mismo en la vida real?
Vas a la sede de tu empresa favorita, irrumpes en el despacho de algún directivo, CEO, preboste, o ‘baranda’ y le susurras al oído: ‘Me gustaría añadirte a mi red profesional’. Podemos aventurar que semejante estrategia no te depararía nada positivo.
Obviamente, las redes sociales no son una réplica exacta y literal del mercado de trabajo y ello nos lleva a hacer más de un disparate que en nada beneficiará a nuestra carrera o a nuestro negocio. Solo hay que darse una vueltecita por LinkedIn para detectar conductas embarazosas y desatinos más o menos vergonzantes.
Repasemos algunas de las pifias más usuales de quienes buscan trabajo a través de LinkedIn:
1) Solicitar contacto con una persona desconocida y a las pocas horas de aceptarte mendigarle un puesto de trabajo con el único argumento de estar ‘en búsqueda activa de empleo’. Ciertamente patético,
2) Solicitar contacto online con una persona desconocida bien posicionada y al poco rato validarle todas sus aptitudes profesionales para caerle bien o ‘darle coba’. Más ridículo aún que el punto anterior.
3) Pedir contacto a alguien en LinkedIn y no esperar casi ni un día para tratar de venderle algún servicio o producto, de forma indiscriminada. Esto es spam puro y duro, sin más. Si me lo haces a mí, te borraré sin compasión alguna.
4) Clicar masivamente ‘Me gusta’ en las actualizaciones de todos tus contactos influyentes, sin dejar comentario alguno ni aplicar criterios selectivos con contenidos o personas.
5) Entrar en grupos de cualquier sector o especialización de LinkedIn para hacerte notar y que se fijen en ti. Ingresa solo en los grupos directamente relacionados con tu actividad o con tu horizonte profesional.
6) Insertar en tu cuenta constantes actualizaciones de contenido ajeno o tomadas de la red. Intenta también aplicar algún criterio o estrategia diferenciadora, ya que esta es otra forma de bombardear a tus contactos con spam de ‘destrucción masiva’. Con ello solo conseguirás que te ignoren o te eliminen ¡y mira que los de LinkedIn ponen complicado lo de borrar contactos de tu cuenta!
7) Solicitar contacto casi simultáneo a varias o incluso muchas personas de una misma empresa. Con este tipo de acciones parecerá que estás desesperado o que eres un acosador compulsivo. Créeme, eso provoca una impresión nefasta.