FERNANDO MONTERO, ASESOR EDITORIAL DE TOP COMUNICACIÓN Sábado 30 de abril de 2011
La provocación es, casi siempre, una fórmula segura para aparecer en los medios de comunicación. Sobre todo si la ejecutan determinado tipo de personajes que se han forjado una merecida fama de polémicos. Una estrategia que puede llegar a ser peligrosa si se abusa de ella.
En el deporte, en el espectáculo, en el mundo de la cultura, en política y, en ciertos casos, en la empresa, existen una serie de personajes que se han forjado una leyenda de personajes polémicos y provodadores. Cualquier cosa que digan, piensen o hagan (o que dejen de decir, de pensar o de hacer) se convierte automáticamente en noticia. Despiertan un gran interés en los medios de comunicación que están extremadamente pendiente de todos sus movimientos (algo que no siempre es bueno).
Suelen ser personajes con un carácter muy fuerte, temperamentales, sin pelos en la lengua, que lanzan afirmaciones afiladas que siempre acaban transformadas en grandes titulares. Y suelen ser además una insufrible pesadilla para la agencia o el Director de Comunicación que entienden que esa forma de actuar va, en la práctica, en contra de la imagen de la empresa o la institución para la que trabaja.
José Mourinho es un ejemplo de esto que digo. Voy a rescatar un artículo de Diego Torrres en el diario El País para desgranar alguna de las pautas de actuación del míster del Real Madrid y cómo éstas se trasladan a una crónica periodística. A un personaje caliente se le unía, en esta ocasión, una situación tórrida, como fue la derrota del Real Madrid ante el FC Barcelona el pasado miércoles 27 de abril. Estas son algunas claves:
PUESTA EN ESCENA: LA SOBREACTUACIÓN DE UN GRAN ACTOR
«MOurinho entró al vestuario elevando la voz. «¡Siempre lo mismo!», repetía tras la derrota ante el Barça (0-2) el miércoles. «¡Siempre lo mismo!». Los jugadores lo observaron como quien asiste a un fenómeno rutinario. Los más próximos le dieron la razón entre sonoras lamentaciones. Los más alejados siguieron a los suyo, duchándose o vistiéndose. «¡Ahora cuando salgáis tenéis que decirlo! ¡El árbitro nos ha robado!», decía el técnico».
UN MENSAJE REPETITIVO
«Aunque no les sugiriese nada, los jugadores ya sabían lo que tenían que hacer en caso de derrota: señalar al árbitro. El entrenador del Madrid llevaba un mes repitiéndoles que la UEFA les tendería una trampa. Sin dar más razones, les había reunido varias veces para explicarles que el organismo que rige el fútbol europeo no les quería en la Champions. «La UEFA nos vigila», les dijo Mourinho antes de la eliminatoria de cuartos contra el Tottenham, como si revelase un secreto. «Nos tienen entre ceja y ceja. Los árbitros nos estarán esperando para sancionarnos».
EL CÓMODO PAPEL DE VÍCTIMAS
«Muy pocos jugadores razonaron que proyectaba una coartada. La mayoría le dieron la razón sin más, confortablemente instalados en una posición, la de víctimas, que los eximía de hacerse responsables de sus actos. (…) Entendieron que si no dejaba de anunciar una conspiración arbitral era porque no tenía mucha fe en las posibilidades del equipo. Y que, en caso de perder, lo achacaría a los arbitrajes».
«Si por algo se distingue el técnico portugués es por su gran capacidad de persuasión. Mourinho ha convencido al club y a la plantilla de que su denuncia del arbitraje debe ser el mensaje oficial de la misma manera que ha inducido a los futbolistas y a parte de la afición a sentir que solo pueden competir contra el Barça si asumen su inferioridad, es decir, regalando el balón».
CONTRA LA IMAGEN DE MARCA DEL CLUB
«Este posicionamiento va contra una historia centenaria. La vieja divisa madridista de resistirse a la derrota, ese Hasta el final, vamos Real que canta la gente en el campo, ha quedado desvirtuada por el derrotismo que promueve Mourinho».
FRASES AFILADAS QUE SE CONVIERTEN EN TITULARES
Además de admitir que la derrota era inevitable, Mourinho acusó a la UEFA de proteger al Barcelona y, por extensión, de corromper el torneo. «Me daría vergüenza ganar estaChampions porque no está limpia», declaró, tras quejarse del arbitraje de Wolfgang Stark. Lejos de provocar una reacción en su contra, en las últimas horas Mourinho ha verificado la adhesión de todos los sectores del madridismo. En el club nadie se atreve a contradecirle».