ARTÍCULO DE JULIO GARCÍA GÓMEZ (ANALISTA DE COMUNICACIÓN). Se aproxima el mensaje de Navidad del Rey, una tradición que se mantiene en nuestro país desde la Nochevieja de 1937, que pasa posterior y definitivamente en 1975 a la Nochebuena. El origen de este tipo de discurso de un monarca a la sociedad, se inicia con Jorge V en Reino Unido, que a propuesta de John Reith, fundador de la BBC, pronuncia el discurso de Navidad retransmitido a todo el Imperio Británico en 1934.
ARTÍCULO PATROCINADO POR HALLON, INTELIGENCIA DE MEDIOS
Por Julio García Gómez, analista de comunicación y lenguaje de la Fundación Casaverde/ 20 de diciembre de 2022
Desde el ángulo de la comunicación y la expresión, ha habido una evolución notable en la forma de transmisión verbal de los monarcas, que pasa por las primeras alocuciones estáticas ante un micrófono en la radio, hasta la televisión, donde rostro y voz pueden ofrecer la panorámica más completa de sus habilidades y destrezas de comunicación.
En el caso de nuestro país, el Rey Felipe VI, que pronuncia su primer mensaje navideño en 2014, las crónicas de la época destacan que ha aprobado con nota, con una media elevada de espectadores de televisión, que supera al último de su padre, Juan Carlos I. La evolución en la forma de expresión, voz, ritmo del lenguaje, expresión facial y gestual en general se centra en cinco claves de comunicación:
1.- Las primeras comparecencias del monarca muestran la rigidez y seriedad del rostro que merman su capacidad de cercanía y familiaridad.
2.- La forma en que transmite sus mensajes y el ritmo con que lo hace en un tono de voz medio, deberían dotarse de más inflexiones para romper la monotonía y así atenuar o elevar palabras del discurso y llamar más la atención del espectador.
3.- La evolución producida, a lo largo de los distintos discursos pronunciados, nos muestra un rostro con una mirada más abierta y una media sonrisa más envolvente, por tratarse de una de las expresiones faciales con las que más se comunica. En concreto el pasado año, esa sonrisa media estuvo presente en una buena parte de las secuencias.
4.- La escenografía también nos da pistas de comunicación y aporta o no elementos complementarios a la visualidad del evento. Observamos unas primeras intervenciones con un fondo demasiado cercano, con poco espacio, y las últimas que dejan más aire y atmósfera en el espacio.
5.- El lenguaje de las manos, que siempre queda limitado a la colocación encima de las piernas cruzadas, presenta también una evolución a despegarse de esa zona para tomar movimiento y remarcar las expresiones orales. La comunicación no verbal de su vestimenta sobria tuvo un elemento de leve distorsión en su discurso de 2021 por el “efecto muaré” (rayas onduladas y puntos en movimiento) producido en la corbata por el estampado.
Destacamos, por último, la sensación de serenidad y tranquilidad de las últimas apariciones, vemos como muestra las palmas de las manos abiertas en señal de acogida, apreciamos la cierta sequedad de boca en los puntos y seguidos de frase, con respiración que se agota demasiado al final de las frases.
Y como recomendación para el nuevo mensaje de este año, aunque la mirada se centre bien con el objetivo de la cámara, sería interesante una leve mirada a un lado y al otro del plano, que daría más naturalidad a su presencia. La elevación de manos sobre las piernas también dotaría de más movilidad a su expresión en los cambios de cámara, y quizá como novedad y sugerencia a tener en cuenta, apuntamos la posibilidad de que el realizador presentara a los espectadores, en el arranque de la transmisión, al monarca de pie, para pasar a sentado en los siguientes planos hasta el final, y así dotar de más agilidad a la escena.