Manuel Mostaza, Director de Asuntos Públicos de Atrevia, cuenta en esta entrevista cuál es la oferta de servicios que ofrece su consultora en materia de public affairs. También nos habla sobre algunas otras cuestiones importantes para el sector, como la regulación del mismo o la importancia de tener una presencia destacada en Bruselas.
ARTÍCULO PATROCINADO POR HALLON, INTELIGENCIA DE MEDIOS
Por Mario Montero Raya, 2 de enero de 2022
¿Nos hablas de tu trayectoria profesional desde tus comienzos a la actualidad?
Yo soy politólogo por la Universidad Complutense de Madrid. Tengo un máster de Gestión Pública por el Centro de Estudios de Gestión y un diploma de especialización en Ciencia Política y Derecho Constitucional por el Centro de Estudios Constitucionales. Desde el punto de vista profesional, me he movido en tres grandes ámbitos. Primero, en consultoría tecnológica, pues he trabajado en Atos, en el Grupo Altran, en STE Consulting, en la antigua Everis y en el Grupo Indra. También he tenido experiencia en el sector de la investigación social y de mercado, donde fui director de operaciones de Sigma Dos durante cuatro años. Y, por último, en el ámbito de los Asuntos Públicos. En este sector, he sido socio en una pequeña consultora que se llama ACAP, y en Atrevia, mi actual empresa, donde llevo ya cinco años de director global de Asuntos Públicos. En paralelo, durante los últimos 20 años he sido miembro de la junta de gobierno del Colegio Profesional de Politólogos y Sociólogos. También durante mucho tiempo he participado del movimiento asociativo: he sido directivo de la Casa de Zamora en Madrid y de una asociación cultural, intentando combinar la parte profesional con la participación en movimientos asociativos sin ánimo de lucro.
¿Cómo está organizado el área de Asuntos Públicos en Atrevia?
Intentamos que el cliente se beneficie de algunos de los valores añadidos que tiene Atrevia como compañía. Nosotros somos una empresa familiar y no una red de franquicias como ocurre con otras compañías. ¿Esto qué significa? Pues que el cliente tiene la certeza de que todo el equipo de profesionales de Atrevia, independientemente de la oficina que le atienda, trabaja con la misma metodología, con un equipo que se conoce, que está integrado y que al final responde a una sola persona. Todo el equipo de Asuntos Públicos en el continente europeo, donde somos unas 30-35 personas, está liderado por mí como director de Asuntos Públicos. Contamos con una oficina en Bruselas, dirigida por Ramón González, además de un equipo de profesionales en Lisboa, Madrid y Barcelona. En Atrevia, hemos creado un equipo muy integrado y que tenemos reuniones conjuntas en el que intercambiamos experiencia y puntos de vista. También nos da un gran valor el hecho de haber sido la primera consultora en llegar a Bruselas, donde contamos con un equipo muy sólido y con una trayectoria muy acreditada. En definitiva, intentamos que los clientes se aprovechen de estas ventajas que muy pocas consultoras les pueden ofrecer en España.
¿Cuál es el perfil profesional del consultor de Asuntos Públicos que trabaja en Atrevia?
El perfil habitual suele ser el de alguien que pivota en torno al mundo de las Ciencias Políticas. Tenemos mucha gente que es de Políticas y Derecho, también de Políticas y Relaciones Internacionales, de Políticas y Económicas o de alguna de estas carreras nuevas de Filosofía, Economía y Derecho. Necesitamos profesionales que tengan una visión amplia del ecosistema público, una visión que la carrera de Ciencias Políticas te la puede dar si te la tomas en serio, así como también es muy positivo el complemento que te aporta otras disciplinas como Derecho, Relaciones Internacionales o Económicas. Lógicamente es imprescindible un nivel alto de inglés y, sobre todo, tener mucha inquietud y ganas de aprender. Esta disciplina están aún poco profesionalizada en España, por lo que la actitud del propio consultor resulta determinante. Te tiene que interesar lo público y estar al corriente de los grandes temas de actualidad. Te tiene que interesar lo que pasa en tu país y muy especialmente en Europa.
Hace unos meses publicabas un artículo en Top Comunicación en el que
hablabas de la importancia de tener presencia en Bruselas para hacer
Lobby. ¿Nos hablas de la oficina de Atrevia en Bruselas?
Antes de nada, quiero remarcar que todavía hay muchas grandes empresas españolas que no han entendido la importancia de Bruselas en nuestro sistema político y administrativo. Gran parte de las normas que se aprueban en España derivan de una normativa comunitaria. Hay otra parte de la normativa comunitaria, que son los reglamentos, que cuando se aprueban entran en vigor en nuestro país y que las Cortes Generales no tienen nada que decir al respecto. Además, muchas de las normas que aprobamos son transposiciones de las directivas comunitarias. Las empresas españolas tienen que entender que, cuando estas directivas llegan al parlamento, el campo de juego ya está fijado. Es importante que sepas de qué se está hablando en Bruselas porque es algo que nos va a llegar antes o después.
Por otra parte, también hay que comentar que lo que se cuece en Bruselas, además de ser importante para nuestros clientes españoles, también lo es para muchos de nuestros clientes latinoamericanos. Atrevia es una consultora con una gran implantación en Latinoamérica, por lo que nos hemos convertido de manera natural en la agencia para grandes corporaciones que quieren defender sus intereses en Bruselas. Existe lo que se llama el Efecto Bruselas, es decir, que si tú estás homologado para vender en la Unión Europea, puedes vender en cualquier lugar del mundo porque tenemos los estándares más altos de seguridad, de calidad, etc. por lo tanto, tiene todo el sentido que estas organizaciones del mundo latinoamericano busquen compañías españolas que las representen en Bruselas.
Por todo ello, Atrevia decidió hace unos años apostar fuerte en Bruselas con la apertura de una oficina muy competente. Cuenta con un equipo de cinco profesionales, dirigido por Ramón González. Desde allí, prestamos todo tipo de servicios de Asuntos Públicos. Hacemos seguimiento regulatorio para nuestros clientes (en qué está trabajando la comisión, qué está llegando el parlamento, cuál es la opinión que tiene los eurodiputados) y trabajamos sobre todo con ‘la burbuja ibérica’, dando a conocer a los eurodiputados españoles y portugueses las necesidades de nuestras organizaciones. Este trabajo, además, lo hacemos también en España con una estrategia que llamamos ‘Conexión Bruselas’. Consiste en aprovechar la presencia de los eurodiputados en España para organizar encuentros en petit comité con empresas y organizaciones para las que trabajamos, para que éstas puedan expresarles sus necesidades y puntos de vista.
¿Qué aporta vuestra presencia en Portugal?
Para nosotros no sólo es importante tener una presencia sólida en Bruselas, sino también en Lisboa. Muchas empresas españolas, o que tienen presencia en España, operan ya con una lógica ibérica, sobre todo las multinacionales. Y por ello es importante que el servicio de Asuntos Públicos te lo puedan ofrecer con coherencia y siguiendo la misma línea tanto en España como en Portugal. El hecho de que el equipo se conozca genera muchas sinergias.
En el reciente Mundial de Qatar, ha surgido un escándalo que la prensa ha
bautizado como ‘Qatargate’ y en el que se han asociado determinados
asuntos turbios con el término de ‘lobby’. Parece que no hay manera de quitar al término ‘lobby’ el estigma negativo relacionado con ciertas prácticas poco éticas e incluso ilícitas. ¿No sería más recomendable renunciar a este término y sustituirlo definitivamente por ‘Asuntos Públicos’?
El término lobby tiene una cierta connotación peyorativa tanto en España como en la cultura administrativa continental. Y esto tiene una explicación: nuestro modelo administrativo es diferente al anglosajón. Por simplificarlo mucho, el anglosajón asume que el bien público se construye entre todos. Por contra, el modelo continental siempre ha asumido que la Administración debe estar separada de la sociedad, que no existen ciudadanos sino administrados y que un alto funcionario de la planta 14 de un ministerio en el Paseo de la Castellana que es el jefe de servicio sabe lo que es bueno y lo que es malo, y sabe lo que hay que hacer. En este segundo modelo, intentar explicar los intereses de las organizaciones, suena mal y cuesta entender lo que es el lobby.
Dicho esto, lo de Qatar no es lobby, sino un soborno. Esto sería como confundir el amor con la violencia de género. No tiene nada que ver. Esto es un soborno y es un delito en el Código Penal. El lobby consiste, de manera legítima, en hacer ver a todos los actores del ecosistema tu visión sobre una regulación. Michael Ignatieff, que es un famoso politólogo canadiense, cuenta en su libro ‘Fuego y Cenizas’ que la misión de los políticos es garantizar el derecho de la gente a ser escuchada. Pues nosotros siempre decimos que nuestra misión es garantizar el derecho de las organizaciones a ser escuchadas. Tú no puedes regular de espaldas a la realidad. Entonces, volviendo hacia atrás, yo creo que el lobby es una parte de lo que hacemos y una actividad perfectamente legítima, y creo que esta mala imagen que tiene procede de una tradición administrativa cultural que tarda en cambiar. Insisto: lo de Qatar es presuntamente un delito. Darle dinero a un eurodiputado está prohibido. No es lobby.
¿Crees que la futura ley de transparencia de los grupos de interés ayudará
a mejorar la profesión? ¿Cómo valoras el anteproyecto de dicha ley?
APRI ya ha dado una opinión que yo suscribo. Creo que la nueva regulación es un intento bien intencionado para normalizar nuestra actividad. Conocer la agenda de los políticos aporta un plus de transparencia. Es positivo todo lo que sea avanzar en la transparencia, en mejorar controles y en aplicar las mejores prácticas para no se acabe en delitos como los de Qatar. Pero, insisto, creo que previamente habría que hacer un esfuerzo de pedagogía para hacer entender que, en una sociedad moderna, hay muchos problemas que son muy complejos y cuya regulación exige que por lo menos todos los implicados manifiesten sus puntos de vista.
¿Cuál es el perfil de los clientes de Asuntos Públicos en Atrevia?
Yo te diría que un 40 % son patronales y organizaciones que representan intereses de todo tipo. Luego hay otro 40 % que son grandes empresas que pueden tener o no ánimo de lucro (empresas del IBEX, grandes corporaciones…). Y luego hay un 20 % que ni son organizaciones que representan intereses ni son grandes empresas, sino que son filiales o marcas extranjeras que operan en España y que asumen desde su matriz que necesitan una agencia de Asuntos Públicos.
En el mercado español de public affairs, podemos diferenciar dos tipos de
consultoras: las consultoras de comunicación que cuentan con una división
de Asuntos Públicos y otras consultoras especializadas únicamente en lobby. ¿Qué ventajas e inconvenientes creen que tienen ambos modelos?
Esta es una pregunta a la que no te puedo responder con mucha imparcialidad porque nosotros somos de las primeras y creo que es el modelo que mejor funciona. En cualquier caso, reconozco que quien está especializado y presta un servicio muy boutique, pues seguramente puede dar un servicio más hecho a medida. ¿La ventaja de nuestro modelo? Yo creo que sobre todo es de cara al cliente. Porque el cliente le puede decir a mi compañero: “Oye, tengo este problema”. El cliente puede que ni sepa que eso es un problema de Asuntos Públicos y así nos deriva el caso. Y muchas veces al revés: nosotros estamos con un cliente que tiene un problema de crisis y le decimos “espera, esto no te lo podemos hacer, pero en Atrevia tenemos a Juan Delgado, que es el director de crisis, que te va a ayudar”. Por lo tanto, esa capilaridad tanto territorial como sectorial, aporta una interrelación que es buena para el cliente, algo que no puede ofrecer una pequeña agencia boutique. En definitiva, yo creo que no hay modelos buenos y malos. Si a ti te funciona el modelo boutique, pues sigue con él, y si te funciona el modelo que seguimos en Atrevia, pues lo mismo.
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