Silverback Advocacy es una consultora de Asuntos Públicos fundada hace tres años y medios por Juan Espinosa García y Carlos Hernández Rivera, a la que posteriormente se incorporó Carmen Muñoz Jodar. En esta entrevista, nos cuentan cuál es el posicionamento de la consultora y su visión sobre el sector.
Por Redacción, 27 de noviembre de 2024
¿Cómo surgió la idea de crear Silverback Advocacy?
Juan Espinosa: Surge de la experiencia desde el lado de lo público, que es donde coincidimos Carlos y yo, y de la observación de cómo los distintos grupos de interés (empresas, asociaciones y consultoras) se relacionan con ese lado. Sentíamos que en los últimos años se había avanzado mucho en la profesionalización y en la metodología de narrativas políticas desde la empresa (en los “qué”), pero echábamos en falta los “cómo”, a través de los cuales se hacen posibles los cambios, las normas.
Nacemos de un compromiso con la promoción de entornos y mercados bien regulados, capaces de aunar limitaciones equilibradas y necesarias, incentivos a la innovación y seguridad jurídica. Ese compromiso, como solemos decir, es un back to the basics y busca no sólo ayudar a nuestro a cliente a que participe de la conversación pública, no sólo a que participe de la agenda pública, sino a que participe del cambio, de la transformación pendiente.
¿Cómo os ha ido en estos tres primeros años en el mercado?
Carlos Hernández: El mercado está respondiendo y eso nos hace estar especialmente ilusionados. Sentíamos que nuestra llegada cubría una necesidad y todo lo que está ocurriendo refuerza esa idea. El momento reclama cierta calma en los procesos, solidez técnica y visión estratégica y es ahí donde queremos seguir trabajando y desarrollando todo el potencial que le vemos, que es mucho.
¿Cuál es vuestro posicionamiento? ¿Qué os diferencia de otras consultoras que trabajan en el sector de los Asuntos Públicos?
Carmen Muñoz: Creemos que nos diferencia nuestra reivindicación de un lobby regulatorio como eje de toda la estrategia y como palanca de la transformación de la que el cliente quiere participar. Sintetizamos un compromiso de profundidad y de resultados que representamos en el lema de #slowthinking4smartaction Somos conscientes de que la mejor reflexión sin acción no sirve de nada, pero no van a faltarnos preguntas y análisis de perspectivas y posibilidades a la hora de enfrentar un reto, del tipo que sea. Siempre hacemos la broma en el equipo sobre si una afirmación es una opinión o es un criterio. Tener criterio pasa por el estudio, la conversación y la reflexión para la acción. Es un modelo de consultoría que no renuncia a la reflexión para la acción. Y lo llevamos incluso a la organización interna, donde los lunes y los viernes son días sin reuniones justo para garantizar espacios de trabajo focal con la menor interrupción posible.
¿Cuáles son los principales servicios que ofrecéis?
Juan Espinosa: Nuestro catálogo de servicios responde al modelo de Smart Advocacy, que busca la optimización del interés y de los objetivos de nuestros clientes siempre desde un compromiso técnico, estratégico (de negocio) y ético. Ofrecemos servicios de estrategia y posicionamiento regulatorio e institucional, tanto desde un punto de vista preventivo, de identificación de riesgos y oportunidades políticas y regulatorias, como desde un punto de vista de gestión de crisis regulatorias ya en marcha. Nos gustan, especialmente, los proyectos propositivos, aquellos que arrancan de una idea, aunque sin articular en un borrador, y tienen todo el proceso de viabilización política y técnica por hacer. Ese, especialmente en contextos como el actual, es un ámbito de especial interés para nosotros.
¿Cuál es la tipología de clientes para los que trabajáis?
Carlos Hernández: Muy diversa. Quizá el único elemento que les une es la complejidad de la situación que tienen. Nuestros clientes son empresas y asociaciones sectoriales que quieren influir en aspectos de política pública y la regulación, pero también colaboramos con varias consultoras de asuntos públicos, de estrategia o de comunicación, que están en proyectos de gran complejidad técnica o competencial, que descansan la parte de lobby regulatorio en nosotros.
Háblanos del equipo de la consultora
Juan Espinosa: Mezclamos perfil regulatorio, que es nuestro core, con perfiles que vienen de las ciencias políticas, la estrategia o la diplomacia, tratando de aunar el perfil tipo de los proyectos que llevamos entre manos. Necesitamos contar con perfiles que tengan un profundo conocimiento de los procedimientos de toma de decisión tanto en el Ejecutivo, como en el Parlamento, tanto en el ámbito más técnico como en el institucional, pero también en los órganos constitucionales y en todo el entorno de agentes sociales y tercer sector, porque el trabajo alianzas es también relevante.
¿Cuáles son los principales retos con que se encuentra el sector de los Asuntos Públicos en la actualidad?
Carmen Muñoz: Acertar en el crecimiento y evitar morir de éxito. Estamos en un momento muy bueno como sector y es el momento en el que más hemos de esforzarnos por mantener un estándar de calidad y un compromiso ético alto. El sector tiene en su mano contribuir a la transformación pendiente y a estabilizar procesos. En medio de todo el ruido y esa sensación de crisis permanente, la empresa tiene la oportunidad de ser parte de la solución y no parte del problema. Por más que los tiempos marquen altavoz e inmediatez, posicionamientos continuos sobre todos los temas, alguien tiene que estar pensando en el medio plazo, priorizando, proponiendo, generando evidencia y conocimiento. Y ese alguien puede serlo la empresa a través de los profesionales de asuntos públicos.
¿Qué proyectos de futuro tenéis?
Carlos Hernández: Queremos generar más evidencia del impacto político, económico y social de la calidad de la regulación, seguir participando de los principales cambios regulatorios en marcha, y seguir propiciando entornos que favorezcan resultados con una mejor calidad.