ALBERTO DELGADO, CEO DE ROATAN COMUNICACIÓN Sábado 12 de mayo de 2018
Implicación máxima. No es un cambio, pero la tendencia se intensifica aún más. Las agencias de comunicación se tienen que involucrar más que nunca en los proyectos con los que trabajan, convertirse en los mejores embajadores de la marca, participar de los éxitos y asumir como uno más el fracaso. Cada cliente es único y vital.
Flexibilidad. La comunicación ha dejado de ser una disciplina que evoluciona progresivamente, para transformarse a velocidad de vértigo. Las agencias que sean capaces de adelantarse a las tendencias dispondrán de una importante ventaja. El problema es que, en ocasiones, queremos ser visionarios antes de que la audiencia esté preparada y eso conlleva un riesgo. Adaptarse de forma rápida y flexible a los cambios y situarse en primera línea para el futuro serán las claves.
Personalidad. Ese estilo que hace única a una agencia y a sus profesionales, que conecta desde el primer momento con las marcas y aporta un carácter especial a la comunicación. La agencia del futuro deberá ser un ser vivo, una máquina perfecta formada por equipos estables y cohesionados, con objetivos e ilusiones comunes y una manera de desenvolverse que le diferencie del resto.
Por último, las agencias tienen ya ante sí el reto de dirigir sus estrategias de comunicación hacia nuevos paradigmas.
– Ya no basta con persuadir a las audiencias, hay que motivarlas, y esto implica ir un paso más allá.
– La información ha dejado paso a la creatividad. Porque el público está sobradamente informado, pero necesita enfoques creativos con los que sentirse identificado, alinearse y convertirse, a su vez, en portavoz.
– Y, por último, y aunque los contenidos efímeros sean tendencia, las agencias no deben orientarse solo a grandes lanzamientos de impacto fugaz, sino optar por estrategias que garanticen el impacto de salida pero mantengan un crecimiento y presencia constante en el tiempo.